Soneto Nº 15
Oscurecido
el cielo y las estrellas,
las
sombras, mudas todas, esperando
afuera,
el desenlace postergando
y el
mundo todo quieto, oculto de ellas.
De
Febo las saetas aguardando,
¡cuán
perdidas están aquí sus huellas!
Bajo
tan negro manto tú destellas
la
tiniebla en tus luces asfixiando.
Todo
cuanto en el mundo siempre ha sido
al
arbitrio del tiempo es sometido
y en
su juicio halla el fin o halla sustento.
Así
guardemos todos el aliento
pues
bien todo termina en un momento
cuando
por fin su hora se ha cumplido.
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